Oportunidades en el sector sanitario en 2023 y a largo plazo
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La reciente crisis de inestabilidad financiera provocada por el colapso del Silicon Valley Bank parece haberse disipado gracias a las rápidas medidas de la Reserva Federal para limitar los contagios. Además, los mercados bursátiles se han estabilizado, si bien la probabilidad de una posible recesión en Estados Unidos es algo mayor. Los mercados de renta fija también parecen reflejar una mayor confianza en la probabilidad de recesión y/o una menor inflación. Las negociaciones del techo de deuda en Estados Unidos plantean una preocupación adicional que podría ayudar a precipitar una recesión.
La inflación se está ralentizando y es probable que sea sustancialmente más baja este año en comparación con 2022. Sin embargo, la inflación salarial sigue siendo elevada, a unas tasas que no están alineadas con el objetivo de inflación del 2 % de la Fed. Asimismo, las dificultades del sector financiero y la inflación podrían mantenerse más altas durante algún tiempo si los bancos centrales ponen freno a las subidas de los tipos de interés para garantizar la estabilidad del sector financiero. Y, a largo plazo, el aumento de la inversión “verde” y el mayor gasto en defensa tras la ofensiva rusa sugieren que es probable que la inflación sea más alta en los próximos 10 años que en los últimos 10.
A medida que la volatilidad del mercado y las inquietudes en torno a los tipos de interés y la inflación se transforman en preocupaciones de entrada en recesión, creemos que hay tres escenarios plausibles para la economía estadounidense, cada uno de ellos con una probabilidad significativa, dependiendo tanto de la evolución macroeconómica como de la reacción de los legisladores a ella:
Teniendo en cuenta los tres escenarios, ¿cuáles son las implicaciones que cabría esperar para la clase de activos? Creemos que las posibilidades son las siguientes:
Arriba mencionábamos la posibilidad de una recesión “rápida” causada por las tensiones financieras. Históricamente, este tipo de recesión ha sido pésima para la renta variable, por lo que, aunque los bonos soberanos normalmente se han mantenido bien, las carteras 60/40 han tenido dificultades. Pero existe la posibilidad de que se dé un escenario diferente: el ciclo de endurecimiento de la Fed se detiene durante un tiempo, pero la inflación sigue siendo demasiado alta y, en consecuencia, la Fed reanuda las subidas de los tipos de interés, lo que finalmente conduce a una recesión. Este escenario de recesión, donde la inflación sorprende positivamente al alza, es muy malo para una cartera 60/40 porque tanto la renta variable como los bonos bajan. Lo vimos en 2022 y en periodos anteriores de alta inflación, como la década de 1970.
La diversificación añadida de las alternativas líquidas ha beneficiado históricamente a los inversores, ya que las estrategias macro y de seguimiento de tendencias han tendido a evolucionar bien en ambos escenarios de recesión descritos, en comparación con una cartera 60/40. En los últimos 50 años, el seguimiento de tendencias ha registrado mejores resultados que los 10 peores periodos para las carteras 60/40. Por ejemplo, una cartera 60/40 cayó más del 15 % en 2022, mientras que una de seguimiento de tendencias creció más del 15 %.
Pero, ¿qué pasa si una recesión no se materializa y, en su lugar, se produce un aterrizaje suave? Las estrategias alternativas líquidas son muy adaptables y pueden ajustarse a medida que aumenta la probabilidad de un aterrizaje suave. En este escenario, es posible que no tengan un rendimiento tan bueno como el de una cartera 60/40, pero es probable que sigan ofreciendo una rentabilidad positiva. Las inversiones alternativas líquidas se pueden considerar una forma de seguro relativamente barata: proporciona protección cuando una cartera 60/40 tiene un mal rendimiento, pero sigue generando rentabilidades positivas cuando una cartera 60/40 tiene un buen rendimiento. Y es importante recordar que los tiempos de rentabilidad superior para las carteras 60/40 a menudo representan puntos de entrada atractivos para las estrategias alternativas líquidas, una especie de “dos pasos adelante, un paso atrás”. Hemos observado que 2023 podría representar un punto bajo en la inflación general, pero volvería a subir en 2024 y 2025. Si ese resulta ser el caso, no sorprenderá si una cartera 60/40 vuelve a tener un mal rendimiento, y las inversiones alternativas líquidas registran un rendimiento superior.
Creemos que, de media, los inversores siguen sin estar lo suficientemente diversificados en sus carteras, y la mayoría depende en gran medida de estrategias 60/40 y asigna muy poco a estrategias macro sistemáticas, que tienen una correlación muy baja con los activos convencionales. En el entorno actual, donde existe un riesgo de recesión significativo, estas estrategias pueden ser especialmente valiosas. Pero incluso si una recesión total no se materializa, los futuros gestionados tienen el potencial hacer dinero y proteger las carteras. Creemos que las últimas etapas de un ciclo de endurecimiento, la fragilidad financiera y una posible recesión podrían generar oportunidades significativas para las estrategias de futuros gestionados durante el resto de 2023 y con posterioridad.
Las fuerzas del mercado actuales han creado un entorno de incertidumbre en el que los inversores buscan detectar riesgos ocultos y fragilidades en los mercados.
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Especialista en estrategias macro cuantitativas de múltiples activos con sede en Londres
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